CON CARIÑO

Tenemos facilidad para ver lo que no funciona en nosotros y eso, si lo entendemos como un medio para aprender a amarnos y a recuperar la consciencia de que somos seres completos, está bien. Darnos cuenta de lo que no nos gusta de nosotros mismos, responsabilizarnos de nuestra oscuridad y de los aspectos más carentes de nuestra personalidad nos puede ayudar a crecer, a transformarnos y a evolucionar, pero a veces, prestamos tanta atención y dedicamos tanto trabajo a cambiar lo que nos avergüenza y lo que rechazamos de nosotros mismos, que nos olvidamos de que también somos y tenemos luz. Nos olvidamos de nuestros dones y talentos, de nuestros logros, de nuestras virtudes y de nuestras capacidades. Nos creemos incompletos y eso hace que depositemos nuestra fe en la culpa y en el miedo.

No podemos confundir reconocimiento y valía con soberbia y ego. Necesitamos equilibrar y dejar de prestar tanta atención a lo que no funciona en nosotros, dejar de juzgarnos y de hacernos daño para atrevernos a mirarnos con afecto y con cariño.

Tengo oscuridad, como tú y como todo el mundo. Cuando me asusto, me pongo rígida y desconfío, a veces soy cuadriculada y muy reactiva. A veces siento ira y rabia, me castigo y sufro mucho. A veces no quiero volver a salir de la cama, no quiero seguir, ni recuperarme ni volver a empezar. A veces mi fe se tambalea tanto que me hace temblar, a veces no me gusto nada y me siento muy frustrada por no lograr lo que quiero, a veces, aunque esté agotada, priorizo el deber a mi necesidad, pero además de eso, tengo una voluntad de hierro, soy capaz de acceder al dolor con facilidad y sostenerlo. Me río a carcajadas por tonterías y a veces por nada. Nunca camino de puntillas, vivo cualquier experiencia con pasión y con intensidad. Soy curiosa hasta decir basta. Lloro leyendo un libro y me emociono viendo a dos ancianos besándose y haciéndose mimos. Mi mente es rápida. Soy seria y disciplinada cuando toca y un poco descerebrada cuando me da la gana. Soy muy cariñosa y por elección poco empática. Prefiero sentir compasión aunque no entienda nada. No me asusta sentir ni vivir siendo vulnerable. Me gusta no encasillarme. Todo lo que hago quiero que me lleve a ser cada vez más libre, sabiendo que la libertad es también mi mayor responsabilidad. He sido capaz de dejar de mendigar amor, de poner límites y de decir no. De disfrutar de mi cuerpo y de aceptarlo tal y como es. De mirar con respeto y admiración cada cicatriz que ahora define mi pecho. De darme placer, y de compartirme con otro. Tengo miedo y soy valiente. Tengo oscuridad sí, y reconocerla y trabajar en ella me ha ayudado a crecer, pero aceptar y honrar lo que me hace brillar también es mi responsabilidad.

Si nos miramos con cariño, si aceptamos y reconocemos con humildad nuestros talentos, nuestros dones y nuestro brillo, si sabemos lo que tenemos, entonces podremos compartirlo. Podremos sentir la seguridad que necesitamos para decir no al miedo y para poder ser libres y no someternos.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Romina Farias